Un nuevo capítulo de violencia se trazó en el extenso libro de conflicto escrito por décadas en el departamento del Cauca.

El pasado domingo 21 de octubre en zona rural del municipio de El Patía, el Gaula Militar y la Policía Nacional lograron la captura de Didier Calvache, alías ‘conejo’, presunto jefe de finanzas del Frente Manuel Vásquez Castaño del ELN.

No obstante, un grupo de 80 pobladores del municipio obstruyeron el paso del vehículo oficial donde el sindicado era trasladado a la ciudad de Popayán para dar continuidad a la diligencia judicial.

Según la versión del Ministerio de Defensa, además de impedir su tránsito, las personas atacaron el vehículo con piedras, palos y machetes y posteriormente lo rociaron con gasolina, lo cual llevó a que los uniformados se vieran obligados a abandonar el carro para preservar su integridad.

Aunque los militares lograron salir con vida, alías ‘Conejo’ consiguió fugarse y actualmente continúa prófugo de la justicia.

De acuerdo con lo que han logrado recopilar gran parte de los medios de comunicación, la comunidad habría interferido con el operativo para evitar que el ELN abandoné la zona, ya que es percibido por ellos como un muro de contención de la inminente llegada de los carteles mexicanos.

Un turbulento 2018

Lo que resulta más preocupante de lo sucedido en El Patía, es que se trata del segundo hecho de características similares que se presenta en la misma semana y en el mismo departamento.

A penas dos días atrás en el municipio de Argelia, a escasos kilómetros de distancia de donde logró escapar el cabecilla del ELN, una multitud conformada por al menos 500 personas impidieron que 60 uniformados del Ejército completaran un procedimiento de incautación de narcóticos.

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Los militares e investigadores fueron retenidos en una cancha de fútbol del corregimiento del Sinaí, luego de desmantelar un cristalizadero de droga con cinco laboratorios. Los pobladores demandaban el retorno de la cocaína incautada, aunque ya se encontraba al interior de un helicóptero del Ejército.

A diferencia de los hechos sucedidos en El Patía, las autoridades señalan que en esta ocasión la población habría sido forzada de manera intimidante por grandes narcotraficantes de la zona a movilizarse en contra de la Fuerza Pública.

Por otra parte, el diputado caucano por el partido Verde, Jonathan Patiño aseveró en una entrevista para la Silla Vacía, que la reacción de los campesinos no iba encaminada a evitar la incautación de la droga, sino las capturas de quienes se encontraban al interior del cristalizadero.

Definitivamente, el 2018 ha sido un año delicado en materia de violencia e inseguridad para el departamento. Uno de los hechos más dantescos se produjo a mediados del mes de julio, cuando a la orilla de una carretera también en el municipio de Argelia, fueron encontrados los cuerpos de ocho campesinos masacrados.

Los acontecimientos en el Cauca no corresponden a hechos ajenos a la coyuntura que enfrenta,
incluso después de firmados los acuerdos de La Habana. Es una zona, como otras tantas del país donde la violencia se rehúsa irse por completo y la paz entre el Gobierno y las Farc, contrasta entre grandes avances y desafíos inconmensurables.

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*BEYOND
es una publicación semanal que tiene como objetivo principal abordar temas de coyuntura política, económica y social que puedan tener algún tipo de repercusión en la seguridad nacional o ciudadana. Igualmente, busca informar y complementar los temas de actualidad que son trabajados por los principales medios de comunicación y que se encuentran en constante desarrollo.